lunes, 7 de enero de 2013
Playas, ama la vida. ¿Por qué hay que protegerse del sol?> El sol emite un conjunto de radiaciones luminosas compuesto por diferentes elementos: los rayos cósmicos, los rayos gamma, los rayos X, los ultravioleta (UV) (constituidos por los UVA, UVB y UVC), la radiación visible, los infrarrojos (IR) y las ondas radio. Filtradas por la atmósfera, dos terceras partes de estas radiaciones llegan hasta la Tierra. Las radiaciones cósmicas, los rayos gamma, los X y los UVC incompatibles con la vida no llegan a su superficie. Entre las radiaciones que llegan hasta nosotros, sólo los UVA, los UVB, la radiación visible y los rayos infrarrojos influyen en el organismo. Estas radiaciones tienen efectos benéficos: los UVB favorecen la síntesis de la vitamina D indispensable para la fijación del calcio en los huesos, la radiación visible posee un efecto antidepresivo y los rayos infrarrojos tienen una acción calorífica que se traduce por un aumento de la temperatura cutánea (señal de alarma para evitar las quemaduras solares. En cambio, en caso de sobreexposición solar, los UVA y los UVB pueden ser especialmente nocivos. A corto plazo, pueden provocar quemaduras solares y desencadenar reacciones de fotosensibilización (manifestaciones cutáneas patológicas relacionadas con la interacción en la piel de un agente externo y del sol). A largo plazo, los UVA y UVB son responsables del envejecimiento cutáneo y, sobre todo, de la aparición de cáncer de piel. Conclusión: ¡abusar del sol es peligroso!
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